sábado, 8 de julio de 2017

Dos relatos cortitos

                                                                    UNO

Salió de la ducha y se encaró al espejo con intención de afeitarse, pero la imagen que le devolvió la pulimentada superficie no era la suya. Y no se trataba de una idea metafórica, realmente el tipo que le miraba desde el espejo no era él. En lugar de un apuesto joven negro de 20 años veía la imagen de un caucásico cuarentón de calva incipiente.


-Se que últimamente mi vida es un lio y que a veces ya no se ni quien soy, -dijo en voz alta -pero esto es absurdo.



-seruj ol euq iN. -respondió el tipo del espejo.


En ese momento llamaron a la puerta. Se sobrepuso a la extraña situación y fue a abrir. Le saludó un tipo vestido con un mono azul.


-Buenos días -dijo. -He venido a arreglar el problema con los espejos.


-¿El problema...?


-Si,si. Durante la tormenta de ayer, un rayo cayó sobre la azotea y des-sintonizó todos los espejos del edificio. ¿Me permite entrar en su baño?


Acompañó al tipo hasta el baño. En el espejo seguía viéndose al caucásico cuarentón.


-Ya veo -dijo el tipo del mono azul. -Este es el vecino del 3º-2ª.


Saco un mando a distancia de su bolsillo y apretó varios botones. La imagen del espejo cambió para mostrar a una adolescente con el pelo teñido de verde, envuelta en una bata de baño.


-¿odnarim nátse euQ? ¡eH!


El del mono azul volvió a pulsar varios botones y la imagen volvió a cambiar para mostrar, esta vez si, su propia imagen reflejada.


-Bueno, esto ya está arreglado. Discúlpeme, debo irme ya, tengo más de medio edificio por revisar aún.


Le acompañó hasta la puerta.


-Y no se preocupe por la factura -añadió mientras desaparecía escaleras abajo. -Esto lo cubre el seguro del edificio.


                                             DOS


Miró estupefacto a su alrededor, no tenía ni idea de como había llegado hasta allí, hacía unos segundos estaba en la terraza del bar “El Sol” tomando una caña acompañada de unos boquerones y de pronto estaba...¿Donde?


Sin duda se trataba de una estación de ferrocarril subterránea. Pero era la estación más rara que había visto nunca. Todo era de un blanco impoluto y no se observaban accesos de entrada, lo que aumentaba el desconcierto sobre como había llegado a ese lugar.


Tras unos minutos de espera llegó un tren, decidió subirse, ya que no veía otra forma de salir de ese lugar, pero cuando las puertas del transporte se abrieron, un revisor le impidió el paso.


-¿Puedo ver su billete?


-¿Billete? No, no tengo. El caso es que... Se que no se lo va a creer pero no se como he llegado hasta aquí.


-¿Cómo que no lo sabe? Como si acceder a este sitio fuera tan sencillo.


-No te preocupes Fermín, a este lo he convocado yo -dijo una voz a sus espaldas.
Se giró y vio a un hombre que aparentaba unos 50 años, debía medir 1.60m más o menos, calvo y con bigote.


-¡Joder Zaxx! ¿Cómo tengo que decirte que no uses la estación para tus tejemanejes -dijo Fermín.


-¿Y donde quieres que les convoque? Los lugares místicos neutrales no abundan.


Fermín, el revisor, respondió con un bufido, cerró las puertas y el tren se puso en marcha y desapareció en el túnel.


Se encaró con el tal Zaxx.


-¿Qué quiere decir con eso de que usted me ha convocado aquí? Y por cierto...¿Donde es aquí?


-Está usted en la Estación de Tránsito.


-¿De tránsito entre donde y donde?


-Entre la muerte y la vida después de esta.


-¿Cómo dice?


-Todo ser inteligente del universo pasa por aquí después de morir para dirigirse a su nueva vida.


-Ya, claro. ¿Y donde está eso?


-Depende de las creencias de cada cual. Su destino puede ser el Paraíso, la reencarnación o...la nada.


-¿Y usted me ha traído hasta aquí?


-Así es.


-¿Porqué, es que estoy muerto?


-No, no está muerto, le quedan aún muchos años de vida. Le he traído hasta aquí para que se convierta en uno de mis fieles.


-¿Perdón?


-Déjeme explicarle. Me llamo Zaxx, y estoy sacándome el título de Dios.


-¿De Dios?


-Si, y no crea que es fácil, hay que pasar unas pruebas durísimas antes de alcanzar el estado de Divinidad.


-¿Pruebas?


-Si, concretamente tres pruebas. La primera es trascender de la envoltura física, es decir, convertirse en energía pura. Solo esa prueba ya me llevo 300 años. La segunda es crear un mundo para que lo habiten tus fieles, esa me llevo 500 años más. Manipular la materia sin un cuerpo físico es complicadísimo. Y la tercera es conseguir los fieles para habitar ese mundo. Por eso está usted aquí.


-¿Quiere que me convierta en un creyente del dios Zaxx y me vaya a vivir al mundo que usted ha creado? Aunque me lo creyera, dígame una cosa. ¿Cuantos fieles ha conseguido ya?


-En realidad ninguno. Acabo de empezar la tercera prueba. Usted es el primer convocado.


-¿Y porqué ha de buscar fieles por ahí? Yahvé creó al hombre a su imagen y semejanza. ¿Porqué no hace lo mismo?


-Yahvé, Yahvé...No debería creerse todo lo que lee, amigo. Bueno, ¿qué me dice? Piense que al ser el primero figuraría usted con letras de oro en mi Libro Sagrado, como el primer hombre. Además podría elegir el lugar de mi mundo que más le gustara.


-Mire, déjelo estar, es que se da la circunstancia de que soy ateo y no me parece correcto...


-¿¿ATEO?? ¡Y me lo dice ahora, después de soltarle toda la perorata! ¿Es que cree que puedo perder el tiempo de ese modo? ¡Solo tengo 1000 años para cumplir con la tercera prueba!



De pronto se encontró de nuevo en la terraza del bar “El Sol”, frente a su caña y sus boquerones, preguntándose si había hecho bien rechazando la oferta de Zaxx. Después de todo, figurar el primero en un libro sagrado no sonaba tan mal. 

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