I
Víctor
Specter salió del transporte público en el centro de la ciudad. Iba
vestido sobriamente, pero a la moda del momento. No era muy alto,
1,76m., tenía uno de esos rostros que calificaríamos como vulgar y
que le hacía pasar desapercibido, solo de cerca se podía advertir
una pequeña cicatriz bajo su ojo derecho. Llevaba el pelo negro muy
corto. Su postura, su forma de moverse, hacían pensar en un hombre
poco dado a la acción, tenía todo el aspecto de un oficinista. Pero
solo era una estudiada fachada, los que lo habían podido ver sin
ropa, habían contemplado un cuerpo musculoso y flexible, el cuerpo
de un luchador o de un guerrero.