NOTA ACLARATORIA
Cuando acabé este relato, no estaba muy convencido de si debía publicarlo. No es que no me gustara, estaba satisfecho de como había quedado y lo había pasado bien escribiéndolo, pero de alguna manera me recordaba demasiado a Caballo de Troya, de J.J. Benítez, y no quisiera que el lector me acusara de plagio. Pero una amiga que lo leyó me animó a hacerlo y aquí lo tenéis. Sin embargo no he podido evitar publicar antes esta nota para dejar claros algunos puntos:
1º. Algunas afirmaciones que se hacen en el relato pueden herir la sensibilidad del lector. Parafraseando a Jardiel Poncela en el prólogo de su divertidísimo “La tournee de Dios” diré: Este cuento no va en contra de los creyentes ni de los ateos, no va en contra de las religiones ni de sus representantes, ni siquiera va en contra de los dinosaurios (pobrecitos ellos, bastante tuvieron con lo de su extinción) si contra alguien carga en un momento dado este cuento, es contra la humanidad.
2º. Puede parecer que el episodio de los dinosaurios esté aquí como relleno, para aumentar la extensión del relato. La realidad es que lo incluí para aportar algo de humor entre tanto misticismo. También es útil para explicar la mecánica del viaje temporal.
3º Me confieso creyente, aunque no practicante. Creo firmemente en Dios y la figura de Cristo. Pero si alguien intentara colarme una historia como la que Zuriel le cuenta a Esther, sinceramente, pensaría que está como una chota.
Dicho esto, estimado lector, puedes empezar la lectura de “El Apóstol” bajo tu cuenta y riesgo. Solo espero que al acabar no pienses que estoy como una chota.
Gracias por leer esta nota.
Atentamente:
Llorenç Salgado
EL APOSTOL
PRIMERA PARTE
La periodista, el apóstol y el ex millonario
convertido en conserje
Esther Ramos se apeó de su automóvil y con gestos maquinales se alisó la falda y se arregló el cabello. Era una mujer de 37 años alta y esbelta, muy atractiva.