miércoles, 26 de enero de 2011

El diós licántropo (Arex-3)


Tras su huida del pueblo de los licántropos, Arex se reencuentra con el grueso del ejército kritenio que regresa a Siro. Al parecer, un mensajero procedente de la capital llegó con la noticia de que los monarcas de Kritein y de Opar han hecho las paces y han dado fin a la guerra antes de que empezara.
Arex informa de lo sucedido en el poblado al general Nabonidus, pero este se niega a tomar represalias ya que el poblado licántropo se encuentra en territorio de Opar. Arex regresa a Siro pero no puede sacarse de la cabeza lo sucedido y a los pocos días deserta y se dirige al poblado. Le acompaña Hajib, un somorio que estaba unido por una gran amistad con el sargento Artús y que, al igual que Arex, desea venganza.


Apenas había pasado una hora desde que el sol se levantó por el horizonte tiñendo las nubes de color rojo sangre. Arex y Hajib observaban el pequeño poblado desde un promontorio cercano.

miércoles, 19 de enero de 2011

Causa Aequa (Memorias de un vampiro III)

Llevaba un año con Ruth, durante ese tiempo había publicado una nueva novela de mi serie de vampiros la cual había sido un gran éxito. Por lo visto mis fans continuaban siéndome fieles, lo que supuso un alivio para mi estatus económico.

Ruth continuaba en su trabajo de camarera. Mi desliz con el muchacho de rizos dorados no le acarreó ninguna consecuencia. Nadie le relaciono con ella o conmigo.

sábado, 15 de enero de 2011

El pasillo

Hoy mi caminata por el pasillo esta siendo más amena que de costumbre, en la última habitación encontré un Mp3 con las discografías completas de Iron Maiden y AC/DC, y el pasillo me ha permitido sacarlo de la habitación. Parece que el pasillo también conoce mis gustos musicales. El Mp3 es el primer objeto que se me permite sacar de las habitaciones. Debo estar portándome bien.
Mientras continuo mi recorrido, escuchando Remember tomorrow, mi mente viaja hacia atrás en el tiempo, hasta mi primer día en el pasillo. ¿Cuanto hace ya de eso? Si las cuentas no me fallan llevo unos siete meses recorriéndolo.
Desperté muy confuso, no recordaba quien era ni donde estaba ni como había llegado hasta allí, aún sigo sin recordar nada de mi vida anterior, mi vida A.P. (Antes del Pasillo). Por delante y por detrás de mi se extendía el pasillo, con sus paredes, suelo y techo de un blanco inmaculado desprendiendo su lechosa luminosidad.


miércoles, 12 de enero de 2011

Los hombres-dioses


El joven que esperaba a la entrada de la cueva estaba impaciente. Deseaba que la partida de caza regresara para poder mostrar a su padre sus progresos con el arco.

Vestía únicamente un taparrabos de piel de gamo y calzaba unos mocasines hechos con la piel del mismo animal. Su joven cuerpo, tenía solo doce años, era atlético y los músculos se marcaban bajo la piel flexibles y poderosos, una larga y espesa cabellera negra enmarcaba su atractivo rostro. Su mirada, su apostura, eran las del que siempre ha vivido en directo contacto con la naturaleza, las de un salvaje. Era más alto que la mayoría de muchachos de su edad y su cuerpo estaba bronceado por el continuo contacto con el sol. Había heredado el físico de su padre, Garra Torcida, el jefe de la tribu.
Finalmente divisó a los cazadores y salió corriendo a su encuentro.

lunes, 10 de enero de 2011

Lobos en la frontera (Arex-2)


Después de su encuentro con la valquiria Brunilda, Arex emprende camino hacia el sur. Tras mucho vagabundear llega a Siro, la capital del reino de Kritein, donde no tarda en ser admitido en el cuerpo de mercenarios del ejército kritenio. Durante ese tiempo, Kritein declara la guerra a Opar, el reino vecino, a causa de una disputa entre los monarcas de ambas naciones. El ejercito kritenio, formado por doce mil hombres parte hacia Opar con ansias de conquista, Arex se encuentra entre ellos.
Al comienzo de este relato lo encontramos formando parte de un destacamento de cincuenta hombres al mando del sargento Artús con la misión de tomar un pequeño pueblo fronterizo de unos doscientos habitantes mientras el resto del ejercito atraviesa la frontera.


-Una maldita aldea de campesinos- dijo Petronio molesto. -Pobre botín sacaremos de ese nido de piojosos.

-Ya veremos. En mis vagabundeos he encontrado grandes riquezas en los lugares más impensados. Tal vez este sea uno de esos lugares.

viernes, 7 de enero de 2011

RUTH (Memorias de un vampiro II)

Después de dos años de mi auto impuesto exilio me entró nostalgia. Tenía ganas de volver a ver mi ciudad y cuando esa nostalgia se hizo insoportable tomé una pequeña bolsa de viaje con un par de mudas y tomé el primer vuelo nocturno. Llegué con el tiempo justo para regresar a mi antiguo domicilio, al cual no había vuelto desde mi conversión en vampiro y encerrarme en un pequeño cuarto que carecía de ventana y que en mi vida anterior había usado de trastero, justo antes de que amaneciera.

jueves, 6 de enero de 2011

Yo hilo mi propio destino (Arex-1)

La nieve que cubría el campo de batalla estaba teñida de rojo por la sangre vertida por los dos ejércitos. Allí, 6000 feroces vanires se habían enfrentado al ejército invasor procedente de Asgurt que estaba formado por 10000 hombres.

Durante tres días ambas fuerzas combatieron sin descanso, y ahora, solo un hombre deambulaba como sonámbulo entre el océano de cadáveres. Se trataba de un vanir de roja cabellera recogida en dos largas trenzas. Era alto, de hombros anchos, pecho amplio, cintura estrecha y brazos y piernas musculosos. Iba desnudo a excepción de un trozo de tela harapienta que llevaba encima y unas sandalias atadas a sus piernas.




miércoles, 5 de enero de 2011

Memorias de un vampiro

Mi verdadero nombre no os diría nada, si lo mencionase os preguntaríais “¿Quien es ese tío? No me suena de nada.” Pero algunos de vosotros tal vez recordéis a “A. van Helsing” el seudónimo con el que firmaba mis novelas de vampiros, que alcanzaron cierta fama hace algunos años.

domingo, 2 de enero de 2011

El rapto.

Un pequeño homenaje a un gran clásico.


Al salir del teatro, el doctor se sentía de muy buen humor. La obra, una comedia, había sido francamente divertida. Decidió volver a casa a pie, dando un paseo.

Esa noche Londres ofrecía un aspecto poco habitual para esa época del año pues la niebla, el conocido smoke al que los londinenses llamaban popularmente puré de guisantes, brillaba por su ausencia. El doctor podía vislumbrar la calle por la que paseaba en toda su extensión.